Fue un pecado de los opresores declarar insolentes que sólo ellos, y no nosotros, podían reconocer las intenciones de la divina voluntad


—Quizá confiáis tanto en la razón por ser vosotros mismos quienes no andáis demasiado sobrados de razón. Tal vez tengáis, incluso, más que nosotros, pero es posible que además de la razón humana haya otra divina. Y que hasta vuestra propia razón —aun siendo tan grande— no baste, como la nuestra, que es escasa, para reconocer a la divina. Vosotros creéis saber. Pero nosotros creemos. —Pues, aunque estuvierais en lo cierto —replicaban quienes manejaban las escobas— y aunque hubiera realmente una razón divina por encima de la nuestra, que es humana, no deberíamos reconocerla. Acordaos de que todos nuestros opresores apelaban a esa razón divina no reconocible y que nos oprimían en su nombre. —Lo admitimos —respondieron los creyentes de más inteligencia—. Fue un pecado de los opresores declarar insolentes que sólo ellos, y no nosotros, podían reconocer las intenciones de la divina voluntad. Si la hubieran reconocido de verdad, habría sido un doble pecado oprimirnos apelando a su conocimiento. Pues, por pocas cosas que sepamos, todo creyente sabe que Dios no quiere la opresión. Además, fuimos necios al creer que nuestros poderosos opresores sabían más que nosotros acerca de los propósitos divinos. Ésa fue nuestra culpa. Lo admitimos. —Pero la vuestra es negar algo de lo que no sabéis si existe o no. ¿Sabéis, por ejemplo, de dónde viene el ser humano y a dónde va? ¿Sabéis qué había antes de vuestro nacimiento y qué habrá después de vuestra muerte? ¿Habéis hablado ya con algún muerto o con alguien que aún no haya nacido? Los portadores de las escobas nos dijeron: —Aunque pudiéramos hablar con nonatos o muertos, no lo haríamos. Tenemos demasiado que hacer con la miseria de los vivos. No disponemos de tanto tiempo como vosotros. Nos atenemos a la frase: «La religión es el opio del pueblo». —Bien —dijeron los creyentes inteligentes— si no tenéis tiempo, esperaremos, pues nosotros sí que lo tenemos. Tenemos tiempo hasta el fin de los tiempos. Y los creyentes se fueron a rezar.

Commenti

Post più popolari